I
¿ Te encontraré por sorpresa, alguna vez desnuda sobre mi lecho?
No lo creo, hace tiempo que has muerto y yo ya no tengo a donde llegar.
II
Abrir las alas es de por sí un acto tan doloroso como el de cerrar los ojos y esperar con certeza a que venga lo peor, el suelo.
III
Abandonas el espacio,
recuerdo tu risa poblada de pájaros
y puedo aún sentir que mi vida tiene
para mí un camino.
Ayer estuve por entre las flores del huerto
no había ninguna con tu nombre.
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